Adiós, querida amiga
Decir adiós resulta cotidiano porque día a día sin sentido, y con demasiada frecuencia, pronunciamos la palabra. Pero, cuando nos detenemos y reflexionamos sobre lo grande, misteriosa y profunda que es, caemos en cuenta sobre su dimensión.
El adiós, para algunos pensadores y poetas, es el cierre de un ciclo de vida.
Sin embargo, investigando un poquito más, descubro que “Es un sustantivo. Este vocabulario en su etimología proviene de la preposición “a” y del sustantivo “Dios”. Frases como “yo te encomiendo a Dios”, “A Dios encomiendo tu alma”, llevaron a unificar la palabra y la usamos hoy fortuitamente.
El preámbulo, un tanto tedioso, lo traigo a colación porque nos tocó decirle Adiós a una buena amiga. Mejor dicho, a la amiga de toda la universidad. Era docente y amiga. Era investigadora y amiga. Era emprendedora y amiga. Amiga de todos, de los alumnos, los obreros, empleados y de aquellos que directa o indirectamente tuviesen algún trato con su ser.
Minerva Arzola, así se llama nuestra amiga. Nació en Guayana, Ingeniera de Profesión, docente de vocación. He allí una de sus grandes cualidades, la vocación de servir. Ayudar sin esperar nada a cambio, contribuir con las mejoras en su entorno, en su ciudad, en su trabajo, en su país. Así era ella, luchadora, animada por una buena idea, dispuesta a sacrificar su tiempo en función del proyecto que traería beneficios a la comunidad.
Pero Minerva era mucho más. Era doctora en ingeniería industrial, su especialidad, en esa área en la que tanto creía y por la que luchaba para perfeccionar. Era investigadora por excelencia, hecho que le mereció varios premios y reconocimientos por entes nacionales y foráneos. Coordinaba una Maestría, un doctorado y no se cansaba de promocionar los diplomados, todo en función de la academia, porque era académica por excelencia…..
Asumió la Dirección de Investigación y Postgrado, y como gerente demostró su capacidad para enfrentar tiempos difíciles. Paralelamente, continuaba con sus clases de pre y postgrado. Primero sus alumnos. También representó a esta honorable casa de estudios politécnicos en escenarios nacionales e internacionales. La profesora Minerva fue conferencista en Seminarios, Congresos y Foros realizados en Grecia, España, México, Ecuador, Portugal, Brasil y otros tantos dónde veía una buena oportunidad para llevar un proyecto y traer una idea. El nombre de la UNEXPO siempre lo dejó muy en alto.
Ese portento de mujer, ese ejemplo a seguir, se nos fue, una traidora enfermedad nos la arrebató en sus mejores años; y lamentablemente, esa batalla la perdió. Sin embargo, en tan corta existencia dejó una estela de enseñanza, un legado que ya quisieran muchos tener.
Se fue en silencio la profe Minerva, sin causar alharacas. Se fue a luchar su batalla y no regresó. Nos abruma la impotencia de no haber podido darle un abrazo de despedida.
Dios la necesita allá en el paraíso, dónde las almas noble reciben la recompensa por su recto proceder. No podía ser de otro modo. Está en el cielo dorado que todos los mortales añoramos.
Profe, cuanto nos duele su partida y cuanto nos alegra haberla conocido. Adiós querida amiga, buen viaje, nunca la olvidaremos. (Elsa López C./VRPO)